¡Vamos, abrí bien tus sentidos! Observá. Prestá atención.
Esta imagen representa, en cada uno de sus detalles, aquello por lo cual hemos venido. Simboliza, en esencia, nuestra misión.
Todos los pasos que dimos, siguiendo nuestra sabia voz interior, estuvieron orientados por éste noble propósito.
¿Descreías del valor de tanto esfuerzo realizado? Apreciá esta estampa con los ojos del alma. Dejá que se impregne en tu interior. Esta ilustración resume lo vivido en la escuela de la vida. Es la clara imagen de la ascensión. Es la síntesis perfecta de un intenso, emocionante y audaz peregrinar, colmado de enseñanzas vivenciales que facilitaron nuestro cambio de percepción y despertaron, en el corazón, la vibrante llama sagrada del nuevo Ser Humano. ¡Festejo tu labor!...
¡Vamos, abrí bien tus sentidos! Observá. Prestá atención. Esta imagen representa, en cada uno de sus detalles, aquello por lo cual hemos venido. Simboliza, en esencia, nuestra misión. Todos los pasos que dimos, siguiendo nuestra sabia voz interior, estuvieron orientados por este noble propósito. Respondimos al llamado, religando lo mundano y lo divino, vibrando en el amor. A nuestro modo, hemos cumplido. Potenciamos la frecuencia que activó la gran transformación.
¿Están discutiendo hombres y mujeres? ¿Verdad que no? Danzan. Celebran. Trascendieron la ilusión que los llevó a suponer que femenino y masculino eran cuestiones de género, en vez de energías que ambos debían experimentar para sentirse plenos. Tampoco se los ve guerreando o buscando revancha: comprendieron que la totalidad de las enseñanzas debían bendecirse, pues ayudan a sanar y evolucionar al hacer conscientes aspectos que permanecían ocultos.
Esto es la Unidad. Esto es lo que finalmente se presencia cuando se entrelaza mente y corazón, creando en la materia hilos de luz y amor que fusionan Cielo y Tierra. Así es cuando fluyen en armonía las energías. Esta es la anunciada fiesta a la que fuimos convocados, en donde otras dimensiones se presentan, para celebrar, a través de la espiral divina que anima el fuego del gran Espíritu. Cada obstáculo trascendido dio vida a la escalera que hoy nos eleva en la Luz.
Tras los nubarrones, el Sol brilla y despunta el arco iris. Confiá. Hemos sembrado. Con mucha fe y determinación hemos esparcido nuestra esencia, inspirando a que otros vuelen. Nada frena la ascensión. Juntos rompimos gruesas cadenas. Otros vendrán a continuar esta ferviente labor, así como nosotros lo hicimos con quienes pisaron antes este bendito suelo. Sonrío porque ya lo hicimos. Con todo mi corazón te honro, y por medio de este sentido aplauso festejo tu labor.
Por: Julio Andrés Pagano
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