jueves, 1 de marzo de 2012

DE: ROSA MONTERO ... "EL NEGRO" ... "UN RELATO INTERESANTE, EXQUISITO y REFLEXIVO" ...


La prestigiosa escritora española 
Rosa Montero, 
publicó en su columna una anécdota refrescante y conmovedora sobre la convivencia entre extranjeros 
y los nacionales de un país.

El artículo titulado 'El negro' 
ha causado gran conmoción 
entre la población inmigrante 
de España.


> Una historia de apenas tres párrafos, se convirtió en el artículo más leído del periódico el País de España, en su página de Internet... 


Son líneas conmovedoras sobre la inmigración... uno de los temas más delicados y que mayor preocupación genera entre los ciudadanos europeos...


La anécdota que cuenta Rosa Montero, es uno de los temas más comentados en redes sociales... y considerada por el escritor brasilero Paulo Coelho como lectura obligada...


EL 'NEGRO’
Rosa Montero

Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana... Una alumna rubia e inequívocamente germana, adquiere su bandeja con el menú, en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa... Entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos... Al regresar, descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja...


De entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida... pero, enseguida corrige su pensamiento, y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada, y de la intimidad del europeo... o incluso, que quizá no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aún siendo ésta barata para el elevado estándar de vida de nuestros ricos países... 


De modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa... A continuación, la alemana comienza a comer de la bandeja, intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesía con el chico negro... 


Y así, él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta... Todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella... 


Acabado el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café... Y entonces descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta...


Dedico esta historia deliciosa, que además es auténtica, a todos aquellos españoles que, en el fondo, recelan de los inmigrantes y les consideran individuos inferiores... A todas esas personas que, aún bienintencionadas, les observan con condescendencia y paternalismo... 


Será mejor que nos libremos de los prejuicios, o corremos el riesgo de hacer el mismo ridículo que la pobre alemana, que creía ser el colmo de la civilización, mientras el africano, él sí inmensamente educado, la dejaba comer de su bandeja y tal vez pensaba: "¡Pero qué chiflados están los europeos!"...


¡Un relato interesante, exquisito y reflexivo!...


Jueves 12 Enero 2012*

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