Hay muchas propuestas para orar por el planeta Tierra en éste tiempo extraordinario.
Son muy bellas y la mayoría provienen del Amor puro del corazón.
Sin embargo, si se conectan con una, con otra, con otra y no las sostienen,
están siendo amorosos, bien intencionados, pero no efectivos.
Los invito a sentir desde su corazón, qué es aquello con lo que resuenan.
Queridos y bellos seres de Luz... Hoy retomamos la comunicación con ustedes, para contribuir a que se sostengan firmemente en la Luz.
Los seres humanos tienden a conectarse con ilusiones y expectativas maravillosas, pero habitualmente, al no verlas plasmadas en su “realidad", las sueltan y olvidan, para luego retomarlas cuando algo los reconecta con las necesidades y anhelos de sus almas.
¡El universo es más complejo de lo que puedan imaginar!. Cada pensamiento, cada deseo intenso, tienen una manifestación concreta en algún nivel sutil de la creación. Sin embargo, ésa manifestación necesita ser alimentada y sostenida por sus creadores, hasta lograr el quantum energético necesario, para manifestarse en realidades más densas como es la tercera dimensión, en donde esperan ver sus creaciones.
La des-ilusión de no ver plasmados sus deseos más profundos, corta la nutrición energética con que los estaban sosteniendo, y evita así, la posibilidad de su manifestación en planos más densos.
¡Es necesario persistir!... ¡Es necesario tener FE, y creer en que lo bueno, lo bello, lo verdadero, es posible en cualquier nivel de la existencia!...
Al participar en una convocatoria para orar en unidad, crean una energía maravillosa, colorida y con infinitos matices. Sin embargo, luego son pocos los convocados que comprenden la importancia de sostener ésa energía, hasta su plena manifestación tridimensional.
Hay muchas propuestas para orar por el planeta Tierra en éste tiempo extraordinario. Son muy bellas y la mayoría proviene del amor puro del corazón.
Sin embargo, si se conectan con una, con otra, con otra y no las sostienen, están siendo amorosos, bien intencionados, pero no efectivos.
Los invito a sentir desde su corazón, qué es aquello con lo que resuenan.
Qué es lo que quisieran ver plasmado en sus vidas, en la humanidad, en el planeta. Y cuando tengan ésa intención clara y nítida en sus corazones, pongan su intención consciente en plasmar y sostener diariamente su visión, sin condicionarla con “cuándos” ni con “cómos”.
Sólo sostener con Amor, con Esperanza y con Certeza, de que YA ES en los planos sutiles, y con el compromiso interno de nutrir la visión, hasta verla materializada en la dimensión en la que moran.
Con infinito Amor hacia ustedes...
Arcángel Gabriel
Mensaje 219
Canalizado por: Asriah
el 8/11/2010
"El sabio indio Narada"
El sabio indio Narada era un devoto del Señor Hari.
Tan grande era su devoción, que un día sintió la tentación de pensar
que no había nadie en todo el mundo que amara a Dios más que él.
El Señor leyó en su corazón y le dijo: “Narada, ve a la ciudad que hay a orillas del Ganges, y busca a un devoto mío que vive allí. Te vendrá bien vivir en su compañía”.
Así lo hizo Narada, y se encontró con un labrador que todos los días se levantaba muy temprano, pronunciaba el nombre de Hari una sola vez, tomaba su arado y se iba al campo, donde trabajaba durante toda la jornada. Por la noche, justo antes de dormirse, pronunciaba otra vez el nombre de Hari. Y Narada pensó: “¿Cómo puede ser un devoto de Dios éste patán, que se pasa el día enfrascado en sus ocupaciones terrenales?”.
Entonces el Señor le dijo a Narada: “¡Toma un cuenco, llénalo de leche hasta el borde, y paséate con él por la ciudad. Luego vuelve aquí, sin haber derramado una sola gota!”...
Narada hizo lo que se le había ordenado...
“¿Cuántas veces te has acordado de mí mientras paseabas por la ciudad?”, le preguntó el Señor.
“Ni una sola vez, Señor”, respondió Narada. “¿Cómo podía hacerlo, si tenía que estar pendiente del cuenco de leche?”.
Y el Señor le dijo: “¡Ese cuenco ha absorbido tu atención, de tal manera, que me has olvidado por completo. Pero fíjate en ése campesino, que, a pesar de tener que cuidar de toda una familia, se acuerda de mí dos veces al día!”...
"La oración de la rana"...
De: Anthony de Mello.
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