Hay un feliz acontecimiento en la familia: la llegada de un bebé… pero ¿qué hacer con nuestro perro?. Hasta ahora Bribón había sido el rey de la casa, pero si no queremos que nuestro perro haga gala de su nombre tendremos que tomar algunas medidas.
Es primordial que sepamos del carácter de nuestro fiel compañero, que hasta ahora no se había encontrado con ningún obstáculo en la carrera de los mimos. Pero a partir de la llegada del nuevo miembro en la familia a nuestro fiel Bribón le pueden entrar celos por perdida de rango.
Si hemos sido observadores y disciplinados, la llegada del bebé no supondrá ningún problema, tendremos a nuestro perro perfectamente jerarquizado sabiendo el lugar que ocupa en la familia. Si no es así, tú eres una de las personas a quien va dirigido el presente artículo.
Explicaremos las pautas a seguir:
- Antes de la llegada
- Introducción no traumática
- Correcta ubicación del niño en la jerarquía familiar
- Aumento de rango del niño
Antes de la Llegada
Sin duda alguna lo que mejor resultado nos dará es cambiar nuestros hábitos con respecto a Bribón. Antes de la llegada tendremos que empezar actuar como si ya estuviese el bebé entre nosotros, porque hay que suponer que cuando llegue nuestro bebé no tendremos tantas atenciones con el perro.
– Cuando sepamos que vamos a ser papás iremos paulatinamente dando menos mimos a Bribón.
– Cuando sepamos que vamos a ser papás iremos paulatinamente dando menos mimos a Bribón.
– Sacaremos a nuestra mascota de una forma más desordenada, cambiando la hora y el lugar para que él no sepa bien el momento de la salida. De esta forma le evitaremos estresarse pensando que es la hora y no ha salido.
– La comida será otro aspecto importante a tratar. En primer lugar tampoco se la daremos a la misma hora para que no sepa cuando llegará y en segundo lugar la aplicaremos para jerarquizar a nuestro perro. Cogeremos la escudilla de comida y para que la vea nuestro perro pero solo le dejaremos comer cuando nosotros hayamos finalizado, éste será el momento de ofrecérsela y dejar que se la coma. Mientras tanto no dejaremos que la toque, aunque sí estará a su alcance.
Cuando esté comiendo nosotros meteremos nuestra mano en la escudilla y Bribón no debería hacer el más mínimo gruñido.
Tenemos que pensar que nuestro hijo cuando empiece andar le llamará la atención Bribón -y por consiguiente su comida-, si no estamos delante el día que a nuestro bebé le dé por meter la mano en la escudilla de comida, será Bribón el que jerarquice a nuestro bebé.
Introducción no traumática
Lo deseable sería tolerar el primer contacto con el perro ya que este lo buscará nada más traspasar él bebé el umbral de la puerta. Se le ha de mostrar de forma que lo inspeccione correctamente, siempre pondremos especial cuidado en tener control del perro en todo momento. Por supuesto dependerá de la raza y del individuo canino que tengamos.
Este primer contacto procuraremos que sea de lo más placentero para el perro, nunca con gritos, ni regañándole. Alabaremos al perro por su buena actitud de forma suave y le daremos alguna golosina.
Si fuera posible antes de traer al bebé en los días previos a la llegada, cogemos algún pañal del mismo se lo ofreceremos a Bribón para que conozca su olor, momento que aprovecharemos para jugar con él y darle alguna golosina.
También podemos grabar una cinta con los lloros del bebé, cuando la pongamos nuestro comportamiento será como si nada estuviera ocurriendo y si el comportamiento de Bribón es el adecuado le gratificaremos.
Correcta ubicación del niño en la jerarquía familiar
El animal debe de ser partícipe de todos los momentos en el que el bebé sea el epicentro de la actividad familiar.
Si viéramos que en un determinado momento nuestro perro apoya la cabeza encima del bebé no debemos alarmarnos, está dando a entender que le considera inferior. Los perros extrapolan actitudes de manada canina a su manada humana. Más adelante pondremos al bebé en el lugar que le corresponde en la manada.
Si por el contrario observamos que Bribón manifiesta una actitud que no es la adecuada, será reprendido por la unidad familiar que sea el líder de la manada humana para que deponga su actitud.
No es aconsejable aislar al perro en otra habitación, sino que lo ideal es que seamos capaces de tener control sobre él animal.
Aumento progresivo del rango del niño
A medida que nuestro bebé crezca se irá convirtiendo en todo un personaje capaz de acabar con la paciencia del más sereno de los canes. Si ya hicimos los deberes antes del nacimiento ahora lo tendremos mucho más fácil. Cogeremos la comida y será él quien se la dé y quien pueda meter la mano en la escudilla, por supuesto bajo nuestra supervisión.
También como ejercicio practico pondremos al perro tumbado y será el niño quien lo cepille, acaricie, etc. Observaremos la actitud de Bribón por si no fuera la de sumisión total. En cuanto el niño tenga un poco de dialecto aprovecharemos para que sea él quien le ordene que se siente, se tumbe, etc.
A medida que vaya creciendo iremos complicando los ejercicios y enseñándole a que suelte de la boca cualquier cosa que tenga ordenada por el niño y supervisado por nosotros.
Sin dudas una de las experiencias más importantes en la vida será la de ser padres, si somos amantes de los perros y la conjugamos, tendremos unas sensaciones de lo más gratificantes viendo revolcarse juntos a nuestros bebé y perro.
Publicado por ANSHELINA, la Luz que llama a despertar
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