ASCENSIÓN PLEYADIANA
ABRIENDO EL PORTAL
MYTRIA CONTINÚA…
La mañana después de la que sentí el AHORA para abrir el Portal desperté justo antes del amanecer. No tenía planeado despertar a ese tiempo, de forma que debe de haber sido mi Espíritu el que tomó esa decisión. Instantáneamente, supe que sería el día sagrado. Por eso, después de lavarme, vestirme y tomar algo de agua, fui a mi roca especial justo encima de mi campamento a observar el nacer del Sol.
Tan pronto como subí a la roca, caí en profunda meditación. Aún cuando sentía la calidez de los primeros rayos del Sol en mi cara, mantuve mis ojos cerrados. Entonces, con mis ojos físicos cerrados vi el Sol con mi Tercer Ojo. Qué visión más gloriosa fue aquella!
A través de mi Tercer Ojo, fui capaz de percibir colores que eran invisibles a mi visión física. También, pude sentir las frecuencias elevadas de estos rayos justo encima de mi corazón. Recordé un mito antiguo que había estudiado en el Templo sobre la existencia de un Corazón Superior justo encima de nuestro corazón físico.
El mirar el amanecer a través de mi Tercer Ojo abrió mi Corazón Superior? No pude ponderar esa pregunta porque instantáneamente, mi cuerpo entró en un temblor tan vigoroso que casi caigo de la roca. Sentí la energía originada de la base de mi propia matriz y subiendo mi espina dorsal. La energía era tan cálida, luego fría, luego cálida de nuevo.
Estaba temblando tanto que podía difícilmente permanecer consciente cuando escuchaba, “Empuja la energía hacia el Centro!”. No estaba segura cómo hacer esto, así que imaginé que podía respirar la energía en mi Centro. Gradualmente, la energía se calmó, como el agua que había encontrado un lugar en la tierra que pudiese acompasarse a su flujo.
Ahora mi cuerpo comenzaba a ondular con el flujo de la energía, la que parecía ir directamente con mi respiración. Enlentecí mi respiración para calmar mi mente, tomando largas y lentas inhalaciones y haciendo mis exhalaciones ser el doble de largas que mis inhalaciones.
Fue entonces que sentí el Río de la VIDA fluyendo a través de mi Centro. Sin embargo, no era un río de agua. Era un río de Luz. Al elevarse la luz del Sol en el cielo, la cima de mi cabeza comenzó a brillar y a pulsar.
Podía sentir la luz del sol entrando por la cima de mi cabeza. Como el agua del mar, el Océano Cósmico, la luz desde arriba interactuaba con el Flujo de luz desde la base de mi espina dorsal. Desde la cima de mi cabeza hacia mi Corazón Superior podía sentir las dos fuentes de luz interactuar y entremezclarse.
Estaba observando el interior de mi forma al estar viendo a través de un Portal. Si, el primer Portal que tenía que abrir era el Portal de mi SER, mi propio Centro.
Me senté allí el día entero, sin beber, comer o siquiera moverme. No sé cómo lo hice. De hecho, no lo he podido hacer desde entonces. Sin embargo, en aquel día destinado, fui capaz de entregarme completamente. No estoy segura a qué me entregué, pero cambió mi vida por siempre. Quizás, me entregué a mi Destino.
Al comenzar el sol a ocultarse, podía sentir que esta gran luz había viajado todo el camino hacia abajo en la base de mi espina dorsal. Al ocultarse totalmente el Sol, me recosté en la roca y dormí hasta el siguiente amanecer.
Otra vez, desperté justo antes del amanecer, pero esta vez estaba muy hambrienta. No obstante no sabía si podría caminar, menos aún bajar de la roca, así que me recosté allí hasta que hubo suficiente luz. Estiré mi cuerpo y traté de recordar qué había pasado el día anterior. No, no podía recordar nada, al menos no aún.
La última cosa que podía recordar era escalando la roca y comenzando a meditar. Entonces, mi mente se volvió en blanco. “Vendrá a ti, ya que estás lista para usarlo”. Escuché de nuevo la voz interior familiar. Había aprendido a confiar en aquella voz completamente. Por lo tanto, me senté, lentamente me incorporé y bajé de la roca.
Cuando llegué a mi campamento, entré en la piscina, con ropa y todo y permanecí allí por horas. Finalmente, el hambre me forzó a salir de mi matriz acuosa, así como, en efecto, de la que había nacido. Salir del estanque, pararme e intentar caminar me hizo sentir como un infante. Fue como si alguien más estuviese a cargo de mi cuerpo. Sin embargo, que alguien más se sintiera tan amable, amoroso y paciente, era más que bueno.
Cuando fui a comer, me di cuenta de la primer cosa en la que había cambiado. No podía encontrar nada que mi cuerpo aceptara como comida, excepto el agua. Por lo tanto, bebí mucha, mucha agua. Finalmente, encontré algunas hierbas que había secado e hice con ellas té. Mi nuevo cuerpo aceptó el té, también. Había comenzado a entender cómo había sido importante y completo este proceso de re-nacimiento.
Dentro de los siguientes pocos días encontré algunos nutrientes que mi cuerpo pudo ser capaz de aceptar. Todos ellos habían sido de la tierra como ciertas hierbas y flores. Tenía que confiar en mis instintos para estar segura de que no estaba comiendo algo venenoso. Afortunadamente, mi forma actualizada estaba completamente integrada con la tierra y sabía qué comer y qué no comer.
Perdí todo el sentido del tiempo y estuve despierta durante el día o la noche por muchas horas o solo algunas. No había nadie a quién cuidar o algo que hacer. Por eso, podía abrazar completamente mi proceso y seguir cada una de las direcciones internas en el exacto AHORA en el cual las recibía.
Sabía que el cuerpo había cambiado en resonancia porque podía percibir cosas que nunca podía percibir antes, como las auras alrededor de cada planta. Era el aura de las plantas que me decía qué comer o qué no. Si el aura era azul a violeta, estaban bien para que las comiera. Sin embargo, si el aura era verde a rojo, no. Disfruté esta nueva habilidad de ver la resonancia de toda la vida y caminé alrededor de mi campo observando todas las auras.
Eventualmente, me aventuraba más allá de los confines de mi campamento y me encontré en el Lago donde había encontrado a Mytra. Había estado evadiendo el Lago, ya que me hacía sentir muy triste. No obstante, ahora el lago me trajo alegría, y pasé una gran parte del día nadando y descansando en el agua. Al Sol ir bajando en el horizonte, supe que era tiempo de retornar.
Estaba caminando sobre el mismo borde por el cual había caminado aquella noche que encontré a Mytra cuando vi una figura parada allí. Se parecía mucho a Mytra, pero sabía que era imposible. Corrí allí adonde la figura estaba parada para ser repentinamente abrazada por los brazos fuertes de mi amado.
Comencé a sollozar de alegría, al sentir su brazo físico alrededor mío. Permanecimos juntos como un ser por lo que pareció ser por siempre, hasta que le escuché decir, “No estoy realmente aquí ahora. Esta es mi Proyección Astral”. Me corrí fuera de él desilusionada y enojada.
“Pero te ves tan real. Cómo puede ser?”.
“No estés enojada, mi amada, hicimos este acuerdo durante tu despertar”.
No podía recordar ningún acuerdo, pero nunca supe que él me mintiera.
“Oh Mytra, te has vuelto tan poderoso. Estoy tan orgullosa de tí, mi amor. Cuánto más puedes permancer así?”.
Mytra sonrió y dijo, “No lo sé, pero he sido instruído para llevarte a la Roca Sagrada a medianoche”.
“Te llamó la Madre a ti también?”, pregunté.
“Tú me has llamado, por lo cual he aprendido esta habilidad de teleportación. Fue mi gran necesidad de sostenerte en mis brazos que me forzó a abrir el ADN latente que tenía escondido esta habilidad innata”.
“Si, dije”, “Y nunca hubiera hecho este viaje si no hubieses estado lejos de mi. Aquello que vimos como un desastre fue en realidad nuestro destino”.
Caminamos codo con codo a la Roca Sagrada y permanecimos de pie delante de ella hasta que los últimos rayos del Sol cayeron sobre el horizonte. Teníamos varias horas hasta la medianoche, así que nos sentamos y hablamos sobre todo lo que nos había pasado desde que habíamos partido. El tiempo que pasamos juntos se sintió como una eternidad, aunque en realidad fue muy corto.
Cuando fue casi medianoche, la imagen de Mytra comenzó a difumarse. Sabíamos que nuestro tiempo estaba casi terminando. Él había venido a asistirme en abrir el Portal, mi iniciación, y yo había sido su iniciación a teletransportarse tan lejos y por tanto tiempo.
Cuando era casi la medianoche, nos sostuvimos muy cerca uno del otro. Su forma comenzó a fluctuar, como si estuviera perdiendo la conexión. De hecho, dijo que estaba perdiendo la conexión con su forma física y debería irse ahora o dañaría mucho su cuerpo. Lo liberé con un beso final, di un giro y me enfrenté a la Roca Sagrada.
Supe que se había ido, pero la conexión con nuestro corazón se había fortalecido. Podía sentirlo en mi Corazón Superior, que él me había dado el coraje y la confianza que necesitaba para abrir el Portal. Con mi mente en paz y mi corazón lleno de amor, me incliné y toqué la Roca Sagrada con la palma de mi mano derecha.
Instantáneamente, sentí mi conexión con el Portal. Manteniendo mi mano en la Roca, me moví cerca y más cerca hasta que estuve parada a unos pocos centímetros de la superficie. Poco a poco dejé caer mi mano y avancé hacia adelante hasta que mis dedos tocaban la Roca. Entonces, me acerqué hasta que mi corazón estaba tocando la Roca.
Escuché un sonido como de giro y sentí una suave brisa que pareció venir de la Roca. Esperé a que la brisa se volviese un viento y el viento se volviese un torrente. El sonido era tan fuerte que casi hiere mis oídos, pero no me moví.
Cerré mis ojos para ver mejor a través de mi Tercer Ojo y descubrí una luz viniendo desde el Centro de la Roca. Toqué esta luz y sentí mi mano moverse dentro de la roca. Con mi mano delante de mí di mi primer paso hacia la Roca y a través del Portal. Fue entonces que el ruido se volvió tan fuerte que lastimaba mis oídos y la luz tan brillante me hacía doler el Tercer Ojo, pero continué mi movimiento hacia delante.
De repente, fui empujada a través de una matriz de luz y sonido que giraba. Estaba completamente desorientada y no podía decir lo que era arriba o abajo. De hecho, pienso que estaba girando alrededor de ella. Usé todo el control mental que había aprendido para evitar las náuseas y llamé a la Madre para que me sacara a través del Portal hacia Su Matriz en el Centro de nuestro planeta.
Pareció por siempre antes de que el giro parase. Entonces estaba casi fuera del vórtex y en el suelo fresco en total oscuridad. Lentamente me levanté y esperé a la Madre. Lentamente me aclimaté a la tenue luz y a la densa atmósfera, hasta que pude ver que era la misma cueva en la cual había encontrado por primera vez a la Madre, Elohim Alcyone.
Por:Suzanne Lie, PhD
http://suzanneliephd.blogspot.com
Traducción al español: - Shanti
http://arcturianstarseeds.blogspot.com
Publicado por Juan Pablo en 20:27