La Clave a la Transformación de Nuestras Vidas
por Gregg Braden
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Traducción: Fara González
Difusión: El Manantial del Caduceo
Todos hemos experimentado puntos de giro en nuestras vidas, aunque algunos más memorables que otros. En el verano de 1969 experimenté dos puntos de giro que cambiaron mi vida, y ambos ocurrieron en menos de un mes de diferencia entre sí. Estaba de vacaciones escolares ese verano trabajando en un rancho en el sur de Missouri. La temperatura cercana a los 100 grados F, combinada con una humedad cercana al 100% típica de esa época del año en la región garantizaba que cualquier actividad al aire libre fuese una experiencia deplorable. Esto era así especialmente dado mi tarea de lanzar fardos de heno sobre la parte trasera de un camión en lento movimiento.
Al caminar al lado del vehículo tenía que cargar cada fardo de 60 libras desde el suelo y catapultearla al camión a medida que el camión avanzaba a la próxima paca, donde mis compañeros y yo repetíamos la secuencia. Esto tomaba horas. Esperaba la comida cada tarde no solamente para encontrar alivio del polvo, los insectos, la humedad y el calor sino también porque era la única oportunidad para ver las noticias en la TV y conectarme con el resto del mundo.
Punto de Giro 1: A la Luna
Había un pequeño televisor en blanco y negro en el comedor donde todos en el rancho se reunían para las comidas. La TV estaba en una esquina de la habitación y el volumen estaba tan bajo que solamente podíamos imaginar lo que decían las imágenes. Una noche sin embargo eso cambió. Al hacer silencio en la mesa para la oración antes de comer, las palabras que venían de la TV eran precisas “ese es un pequeño paso para un hombre, un salto gigantesco para la humanidad”, decía la voz. 1[i]
Sentí la ola de dos realidades muy diferente pulsando a lo largo de mi cuerpo mientras escuchaba – una del mundo que nos separaba entre sí antes del anuncio y una del mundo donde esa separación desapareció, aunque brevemente, después. Las palabras eran de Neil Armstrong y su voz viajaba desde la escala de una frágil nave espacial en la superficie de otro mundo, a través del espacio a las cadenas de televisión alrededor de la tierra y al pequeño TV delante de mí.
El primero humano justo había pisado la luna y a través de la grabación yo estaba reviviendo el momento en que ocurrió. Ese fue el momento en el cual la visión colectiva de sí misma de la humanidad desde incontables generaciones pasadas abrió paso a una visión nueva y expandida de esperanza y posibilidad. Me cambió para siempre. Cambió la forma en que sentía al mundo. Cambio la forma en que me sentía respecto a la gente en el mundo.
En ese día éramos una familia global más allá de Norte y Sud Americanos, Europeos, Asiáticos, Australianos y Africanos. En ese momento éramos seres humanos y justo habíamos logrado algo que hasta ese día era solamente tema de sueños. De pronto era real. Estábamos en la luna y lo sentía en mi cuerpo. Ese momento fue un punto de giro para mí y lo recuerdo vívidamente.
Punto de Giro 2: Tres Días de Paz
Justo cuando pensaba que no podía recuperarme del asombro que recién había experimentado, pasó lo impensable. Las estaciones de TV que habían estado mostrando las imágenes de Neil Armstrong en la luna hacía pocas semanas antes, ahora transmitían otra historia que todo el mundo miraba también. Al aumentar el volumen del TV, quedaba claro que la historia tenía la atención de los trabajadores cansados junto conmigo en la mesa del comedor. En un giro del destino que no podía haberse orquestado mejor a nivel utópico, la televisión mostraba unos 500,000 jóvenes viviendo juntos en el Festival Musical Woodstuck en Nueva York. Y estaba sucediendo todo durante el mismo verano que el aterrizaje en la luna!Cuáles son las posibilidades? Pensaba, reflexionando sobre la ironía.
El poder y el sincronismo de lo que yo estaba viendo en la televisión era surreal y profundamente conmovedor. Las noticias describían cómo 50,000 personas o más anticipadas originalmente por los organizadores del festival se habían convertido de pronto en medio millón! La conclusión fue que las instalaciones ya no podían manejar el gran número de personas de forma segura. Los organizadores hicieron lo único posible: declararon al festival como un evento gratuito y entonces hicieron lo mejor que pudieron para proveer alimentos, agua y servicios médicos y sanitarios a la audiencia empapada en agua que convirtió a la Autopista del Estado de Nueva York en un área de parqueo virtual como vía de acceso!.
Aunque se sabía que el aterrizaje en la luna y una reunión de tantas personas era posible, el factor de desconocimiento radicaba en cómo iban a terminar tales eventos. El hecho de que Woodstuck terminó siendo la reunión más grande y pacífica de su tipo en la historia moderna fue un momento que alteró el paradigma en las mentes de la gente en todo el mundo. Con tanta gente joven reunida en un área tan pequeña con tan poca supervisión con un telón de fondo de emociones avivadas debido a la guerra de Vietnam, era creencia general que el caos convertiría el evento en un desastre peligroso. Pero lo que sucedió ese fin de semana les mostró a los norteamericanos que sus temores eran infundados.
Durante los tres días (que se convirtieron en cuatro) de música, nudismo, sexo, drogas, lluvia y lodo, la realidad del festival se convirtió en el tema de una generación: paz y amor. El hecho que los humanos fuesen a la luna, caminaran sobre su superficie y regresaran salvos alteró el paradigma que sostenía la visión de la humanidad circunscrita a este mundo solamente. Que este evento ocurriera durante el mismo verano que Woodstock fue un hecho relevante que las futuras generaciones estudiarían y apreciarían. En el transcurso de unas pocas semana nos mostramos a nosotros mismos que tenemos la tecnología para visitar otros mundos y la sabiduría de vivir pacíficamente en este sin necesidad de aplicar la ley o que una autoridad nos obligara a hacerlo.
A pesar de la diferencia entre ambos eventos, tanto Woodstock como el aterrizaje en la luna probaron ser puntos de giro en mi vida así como en la vida de muchas personas. Y aunque sabemos que millones vieron en la TV como ambos eventos ocurrían, yo solamente puedo describir la razón por la cual ellos cambiaron mi vida. Ambos escenarios desafiaron el pensamiento, las ideas y creencias existentes antes de que ocurrieran. Y ambos escenarios me mostraron lo qué era posible.
Sea que un punto de giro sea espontáneo o intencional, la clave para aprovecharlo es entender que una vez que este ocurre, abre la puerta a posibilidades y resultados totalmente nuevos. A la luz del tipo y número de crisis que enfrentamos en nuestras vidas hoy, puede ser que nuestra habilidad para reconocer puntos de giro críticos, o para crearlos cuando se necesiten, se convierta en la clave para transformar nuestras vidas.
By Gregg Braden. Copyright © 2014 (Hay House).