“Yo enseñé a la gente reiteradamente que recibirían el perdón de los pecados del Padre,
según la disponibilidad de la gente a perdonar a otros,
pues sería hecho a ellos según su propio ‘sembrar’.”
Se nos ha dicho ésto una y otra vez en el Padre Nuestro….pero,
¿realmente lo hemos comprendido?
CRISTO continúa:
“ La Religión Judía enseñaba que solamente los Sumos Sacerdotes podían acercarse al ‘Sancta Sanctórum’ y hacer súplicas de parte de la gente. El pueblo podía acercarse a Jehová únicamente mediante los sacerdotes trayendo pájaros y animales que fuesen quemados y ofrecidos como sacrificios, para apaciguar a Jehová por los ‘pecados’ de la gente. Por medio de ésto, los judíos obtuvieron el ‘perdón de los pecados’.
Yo enseñé a la gente, reiteradamente, que recibirían del Padre el perdón de los pecados, ¡según la disponibilidad de la gente a perdonar a otros, pues sería hecho a ellos según su propio ‘sembrar’!... También enseñé a la gente, que si se acercaban al ‘Padre’ directamente y rezaban en términos sencillos, pidiendo lo que necesitara en la vida, les aseguré que serían escuchados y sus plegarias respondidas, con la condición de que rezaran con total fe, sin ninguna duda en la mente.
Debéis comprender que todo lo que enseñé a los Judíos, estaba en conflicto y oposición directa a lo que sus Mayores Religiosos les enseñaban, que es la razón por la cual los Sacerdotes me odiaban y me crucificaron, puesto que les estaba robando sus relevantes puestos destacados como ¡‘guardaespaldas personales’ del ‘Todopoderoso.’!...
Por temor a las represalias después de mi muerte, los discípulos no rompieron del todo con el Antiguo Testamento. Por éso mucho del pensamiento del Antiguo Testamento fue pasado a la religión ‘Cristiana’.
Los animales fueron sustituidos por el "cuerpo y la sangre de Jesús", para ser el sacrificio ofrecido por los sacerdotes en el altar. Después de muchos años, y al ser Roma el protector de la religión ‘Cristiana’, igual que los sacerdotes Judíos, antes de ellos, los sacerdotes ‘Romanos’ se vistieron con costosas vestiduras y utilizaron accesorios de plata y de oro en sus ceremonias religiosas.
En los tiempos de Pablo, ésto hubiese sido impensable. El suyo fue un mensaje sencillo de ‘salvación por mi muerte en la cruz’ que no era el mensaje que traje a mis compatriotas de Palestina. Él estaba perpetuando una tradición Judía, al sacrificar a otro ‘para pagar el pecado de uno mismo’. ¡Qué cobardía más vergonzosa! No obstante, Pablo realizó un gran servicio para la humanidad, al poner en marcha un movimiento que sería el medio de bendecir a todas las razas por igual. Explicó a grandes rasgos un modo de pensamiento y conducta diaria, que traería armonía en las vidas de aquellos que procuraran vivir según sus enseñanzas.
Es muy probable, que algunos judíos tradicionalistas, de nuevo vociferando, rechacen mis palabras a voces, por segunda vez. Se ofenderán con mi continua alusión a la antigua práctica judía, de sacrificar a animales y pájaros en el templo, para agradar a Dios y obtener el perdón de los pecados; pero sean cuales sean sus protestas, el hecho histórico sigue siendo, que el Templo era un lugar de ofrecer sacrificios quemados, y el olor del mismo se notaba por todo Jerusalén. Y yo sabía todo el tiempo, que el edificio entero del Templo estaba dedicado a un mito, un producto de la imaginación del hombre, una racionalización de lo que la mente del hombre no podía comprender espiritualmente.
¡Yo estuve allí!... Sentí las piedras calientes debajo de las sandalias de mis pies y el sol en la cabeza. Discutí con los fariseos, aguanté su risa y su burla, con regocijo mío, y les observé mientras enseñaban de manera dogmática, una forma de vida gravosa, de continua obediencia a tradiciones sin valor, con relación al comer y al beber ¡que fueron totalmente innecesarias!...
¡Yo estuve allí!... A veces mi regocijo encendió una chispa de travesura en mi mente, e hice a los Fariseos la misma burla analítica por sus hábitos personales, sus vestimentas ostentosas y sus leyes, como ellos emplearon conmigo y con mis enseñanzas.
**-‘Es un idiota’, dijeron, y a voces ridiculizaron mi afirmación de, ‘El Reino de Dios está en vuestro interior.’
**-‘Dinos: ¿Cómo puede ‘Dios’ estar dentro de una persona?’ gritaron burlonamente...
Usando una lluvia de argumentos despectivos, nombraron a los profetas y compararon sus conceptos del Poderoso Jehová, con mis descripciones del ‘Padre’ sencillo, ‘a quien incluso le importaban los pájaros’.
**- ¿Cómo podía ser eso? insistieron, ¿cuando las aves las sacrificaban regularmente en el templo para pagar los pecados de los hombres?...
**-¿Habría instituido Moisés tal práctica sagrada de sacrificios con el fuego de las aves y bestias, si tenían alguna importancia a los ojos del Todopoderoso?...
Me quedé inmóvil mientras lanzaron sus ataques verbales contra mí. Ellos únicamente tenían la convicción de la tradición Judía para apoyar sus afirmaciones, mientras mi mente había sido imbuida con el verdadero conocimiento de la existencia misma, durante mis experiencias iluminadas en el desierto. ¡Me había sido dada la comprensión de la universalidad y de la BUENA VOLUNTAD creativa del ‘Padre’! que me permitió percibir y hacer las cosas, que ningún Sumo Sacerdote, o Fariseo, o Saduceo, o Escriba, jamás podría hacer.
¡Porque comprendía la naturaleza de nuestra FUENTE del SER, podía, imponer las manos en un hombre lisiado con confianza, y otorgarle la plena salud de nuevo!... ¿Quién podría medir éste conocimiento, frente a las ridículas leyes tradicionales de los Sacerdotes? Los Sacerdotes, los Fariseos, y todo el resto de la jerigonza religiosa, sabían que ninguno de ellos podía hacer tales cosas y, por ésta razón me odiaron al retar su autoridad; me odiaron por mi fuerza frente a su oposición, y me injuriaron por atraer a las multitudes cuando hice algún milagro que nadie podía negar.
¡Ahí estaba, a plena luz del día, a la vista de todos, un acto de amor que los Fariseos aseguraban, que únicamente podía hacer Dios!... y por tanto, yo debería ser ¡hijo de Satanás! Más aún, ¡no vieron la curación como un Acto de Amor, sino más bien como una inexplicable usurpación blasfema del papel de ‘Dios’!... ¡Me acusaron de ‘presumir’ de mis poderes mágicos, pero no podían decirme cómo había adquirido tales poderes mágicos, y por tanto decidieron que debía ser un hijo de Belcebú!...
Ahora que he explicado la situación, debe estar tan claro para tí, que lees éstas palabras – ¡como estaba clarísimo para mí en aquél momento en Palestina! - que la jerarquía entera del Judaísmo, estaba compuesta por hombres prepotentes, egocéntricos y confusos, que vivieron únicamente según normas y leyes. Cuando se les retó a hacer uso de sus mentes, de sus cerebros, no pudieron arreglárselas, cayendo en espasmos altamente emocionales de ira escandalosa. ¿Era de extrañarse, por qué guardé la tranquilidad y me negué a comunicarme con tales mentes obtusas, cuando fui traído ante el concilio?...
¡Sí, realmente estuve allí en Palestina, hace 2000 años!... Viví entre hombres y mujeres sencillos, los cuales habían sido enseñados a temer a Jehová de manera real, y que estaban obsesionados por pagar los sacrificios en la hoguera, para protegerse del castigo por sus pecados. Fui criado, adoctrinado, en el temor de Jehová, pero había nacido para sacar a los Judíos de su largo sueño de mitos y falacias, para liberarlos de su gravosa historia de guerras y derramamiento de sangre, reyertas y discusiones, en las que se exigía una cabeza por la pérdida de un ojo, de pecado oculto y secreto, que no se tendría en cuenta, si nadie se enterara. Si era descubierto, entonces todo el peso de la Ley Mosaica caía sobre su cabeza, sin compasión o clemencia, ni siquiera un pensamiento vacilante por las circunstancias verdaderas que envolvían la transgresión.
Porque había nacido con la misión de abrir las mentes y corazones de los judíos, a la Realidad que les había dado la vida y el ser, incluso desde una edad temprana, rechacé las enseñanzas Judaicas. Alguna profundidad secreta de mi instinto espiritual, se rebelaba contra la antiquísima intención Judía, de dejar a otro ser vivo llevar la responsabilidad y ‘pagar el precio’ por su propia rebeldía y pecado.
¡Incluso, más que éso, no podía aceptar que un ‘Dios’ que supuestamente creó tal mundo maravilloso, se regocijara con los sacrificios de aquello que era de su propia creación, para la cual había suministrado abundantemente!... Me era imposible tener respeto por tales creencias y prácticas ilógicas. Tras mi iluminación en el desierto, me volví apasionado en mi rechazo de las tradiciones judías.
Igual que vine en cuerpo humano hace 2000 años, para rescatar a la nación judía de un edificio de prácticas religiosas artificiales, gravosas, hechas por el hombre, así he venido a través del Canal de éstas Cartas, -distribuidas por todo el mundo-, para dejar absolutamente claro, que ‘la religión cristiana’ de ninguna manera refleja mi verdadero mensaje CRÍSTICO, ni como lo enseñé en Palestina, ni en éste momento actual, cuando las CARTAS despertarán la furia y la condenación de los ‘cristianos’ ortodoxos.
La religión cristiana, como se profesa en éste momento, es simplemente una mezcolanza del confuso pensar de los recuerdos selectivos de mis discípulos, y de las homilías meritorias de Pablo y de otros primeros escritos. Mucho después, cuando al impacto del Cristianismo le faltaba el efecto visual de los dioses y las diosas de los romanos, la religión cristiana se adornó de tonterías ‘teatrales’ pero ‘convenientes’ para impresionar a aquellos a quienes el Imperio Romano Eclesiástico deseaba atraer a su redil. Este Imperio más tarde, impuso cargos monetarios a la gente crédula, incluso más inicuos que los impuestos exigidos por el Imperio Romano seglar, sobre las naciones conquistadas. ¡Ni siquiera César exigía pago para que las almas ganaran su entrada en el cielo!...
Quizás te preguntes, ¡por qué soy tan explícito en mi rechazo del ‘judaísmo’ y del ‘cristianismo’!... Es vital, para el éxito de la distribución de mi MENSAJE CRÍSTICO, que la gente comprenda la verdadera naturaleza de las religiones, que han tenido a la gente en sus garras hasta el siglo veinte. ¡Hasta que no se den cuenta de las bases míticas en las cuales se han edificado todas sus convicciones, a la gente le será difícil soltar sus tan arraigadas creencias!...
¡Por favor entiende!... que cuando hago tales afirmaciones, me refiero a la ‘religión cristiana’, a ‘los principios de fe’, al ‘dogma’ y ‘la teología’. No me refiero a aquellas grandes almas espirituales, que han buscado y siguen buscando a Dios y a la Verdad, más allá del dogma y de las creencias. Muchas de éstas han recibido mi inspiración en sus mentes y corazones, pero tienen miedo de soltar sus fervorosas creencias. Están obstaculizadas por las prácticas religiosas. ¡Ha llegado la hora de que se desprendan de ellas, que crezcan en espiritualidad, y en la comprensión de su verdadera FUENTE de SER, y que se lleven a sus congregaciones con ellos!...
¡A las iglesias ‘cristianas’ de todas las denominaciones digo ‘Despertad’!... Ha llegado la hora de moverse y actuar, después de un largo sueño poco apropiado, cuando la razón ha estado reprimida por tradiciones hipnóticas y emocionales. Estas han sido transmitidas, a través de los siglos, por una sucesión de personas que afirman ser la autoridad más alta de todo lo que yo enseñé en Palestina. ¡No tengáis miedo de las consecuencias, si examináis vuestras creencias pasadas y queréis limpiarlas en vuestro pensamiento!... ¡Deshaceros de las telarañas de los engaños y ¡PENSAD!...
¡Cuando los ministros ‘Cristianos’ acepten plenamente que Yo, el Cristo, he vuelto de verdad para hablar con la gente por todo el mundo, ‘como un rayo cayendo del este al oeste’, y estén dispuestos a enseñar mi verdadero mensaje desde el púlpito, verán que las iglesias se llenarán de nuevo de gente ansiosa de encontrar y contactar con la Realidad que les dirigirá a vivir en total armonía con su VERDAD del SER!... ¡Si no, vosotros ministros de la religión, que voluntariosamente y de manera egocéntrica, seguís enseñando el dogma del ‘cristianismo’, para guardar las ‘apariencias’ y vuestros salarios, veréis morir vuestra religión, de muerte natural durante los próximos treinta años y seréis abandonados por vuestras congregaciones que ya están presintiendo que vuestras palabras son simplemente palabras – en las cuales no hay vida espiritual!... ¡Veréis a vuestras iglesias tomadas por aquellos que se hayan dado cuenta que Yo mismo, de veras, he vuelto a la humanidad para mostrarles el camino para encontrar y entrar en el ‘Reino del Cielo’!...”
Por: Valerie Melfi
Encargada de Expansión del CAMINO de CRISTO
email: caminodecristo@yahoo.es
WebSite: www.caminodecristo.com (Español)
WebSite: www.christsway.co.za (English, French, Italian, Dutch)
© 2007 The Recorder. All Rights Reserved