No te conocí, pero te lloro. Tus profesores lo advirtieron tarde, pero lo advirtieron. Tus padres se alarmaron tarde, pero reaccionaron. Hacía un mes que estaba puesta la denuncia pero me gustaría saber qué se hizo desde entonces. ¿Qué hicieron o pudieron hacer tus profesores por evitar que tu vida siguiera siendo un martirio entre recreos y espacios vacios? ¿Qué hizo o qué pudo hacer la policía para ponerte a salvo de tu verdugo? ¿Qué hicieron o pudieron hacer tus padres para evitar el hastío que te llevó hacia el hueco de la escalera? ¿Qué podemos hacer todos para que tu historia no se repita nunca más?
Te lloro porque no quiero que seas un número perdido en la estadística de la derrota. Porque eras la más inocente entre las inocentes, ni tu minusvalía les puso freno a esos cafres desalmados que solo vieron en ti una víctima fácil. Me duele ese dolor que te llevó al suicidio porque es el dolor de muchos ojos que lloran en silencio y soledad, la misma soledad que tú viviste y sentiste, la que te llevó a ese límite que nadie adivinó a tiempo cuando todos tuvieron la oportunidad de adivinarla.
Hoy leo que han enviado psicólogos al centro, ¡qué pena que no te los enviaran a ti, la que los necesitaba cuando aún tenías la oportunidad de elegir, que los enviaran a la familia para que supiera afrontar el problema, que se los enviaran a los profesores para que pudieran gestionar la solución. Pero no hubo psicólogos para ti cuando aún estabas viva, ni los hubo para tus padres cuando aún podían ayudarte, ni para los profesores para que supieran poner soluciones en el aula, en los pasillos, en el patio… Tampoco hubo medidas cautelares. Presumo que bajo la palabra mágica de la integración, los desalmados siguen campando por los patios de recreo en busca de otras víctimas que les hagan sentir superiores. Hablo con conocimiento de causa.
Borraste los correos, ¿te avergonzaban? Ahora será difícil de probar, de acusar, de condenar a tus verdugos. De todas formas, ¿qué más da? Esta crueldad asesina sale barata, cuatro meses de trabajos sociales. Hoy me pregunto si no hubiera sido esa la solución, pero antes de que fueras víctima de que otros fueran víctimas de que haya más víctimas.
Deseo con toda mi alma que el tuyo sea el último sacrificio de un sistema podrido de buenas palabras, laberinto grandilocuente para perpetuar el desastre entre aplazamientos bien intencionados. Al fin y al cabo… ¡Son niños y estas cosas pasan!
Precisamente por eso, porque pasan, hay que actuar para que no haya más víctimas. Me gustaría que, entre todos, pusiéramos voz y grito a quien no pudo hablar, a quien ya no podrá hacerlo jamás.
NO MÁS ABUSOS, NO MÁS MALOS TRATOS, NO MÁS SUFRIMIENTO EN LAS AULAS.
Entrevista en TVE a @JoseCarlosArand sobre las repercusiones del maltrato infantil en la edad adulta:
S.O.S. MALTRATO INFANTIL
STOP MALTRATO
Esperamos que el mensaje llegue a muchos.
Un abrazo.
#JoseCarlosAranda #Inteligencianatural
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Una adolescente discapacitada se suicida tras sufrir acoso escolar.
Una chica de 16 años se ha suicidado este viernes en Madrid. Se despidió de sus amigas por WhatsApp y se tiró al vacío desde la sexta planta de su bloque de pisos. Estudiaba en un instituto del sur de Madrid capital, en el que había padecido acoso escolar, según denunció su familia hace apenas un mes. La menor, con discapacidad intelectual y motora, contó a sus profesoras que otro alumno del centro le exigía dinero y la coaccionaba con mensajes.
“Estoy cansada de vivir”, escribió la chica en un mensaje de teléfono a sus amigas antes de arrojarse por el hueco de las escaleras. Lo hizo en la vivienda familiar que compartía con su hermano menor y sus padres en el barrio de Usera, al sur de Madrid capital. Era un poco antes de las nueve de la mañana, cuando en el instituto al que asistía estaban empezando las clases un día más. La familia relaciona directamente el hecho con un caso de acoso escolar a la chica que detectó el centro y que sus padres habían denunciado ante la policía.
“Estoy cansada de vivir”, escribió a sus amigas en un mensaje.
Hace aproximadamente un mes, la familia presentó una denuncia en la comisaría del barrio, después de que las tutoras de la menor avisaran a la madre de la chica de que estaba sufriendo acoso escolar por parte de un compañero del centro. Le exigía dinero y ella se puso a trabajar para conseguirlo. “Cuidaba de gente mayor y juntó los 50 euros que le pedía este sinvergüenza”, relataba conmocionado su tío a EL PAÍS en el rellano de la vivienda de la abuela, situada en otro barrio obrero de la capital, el Pozo del Tío Raimundo.
La alumna sufría una discapacidad motora y otra intelectual “de entre el 30% y el 40% que le hacía comportarse como una niña de 10 años”, según su tío. Repitió un curso y este año asistía a 2º de la ESO en el instituto en el que, según fuentes del centro, varios menores tuvieron que ser atendidos por los médicos por “ataques de ansiedad” tras conocer lo que le había pasado a la muchacha.
Fuentes de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid aseguran que no les constaba que esta menor hubiera tenido algún problema psicológico ni enfrentamientos anteriores con otros alumnos, un extremo que desmienten tanto la familia como las fuentes del centro consultadas por EL PAÍS.
Tras conocer la muerte de la estudiante, Educación envió al centro a un psicólogo y a dos inspectores que están valorando qué ha ocurrido, después de reunirse con profesores y con la única orientadora del instituto, al que acuden unos 1.200 alumnos. Sus familias han protagonizado distintas movilizaciones en los últimos años para pedir mejores dotaciones y más personal. La consejería ha anunciado que a partir del próximo lunes todos los alumnos que lo requieran serán tratados por especialistas.
Según el tío de la menor, esta le relató a sus profesoras el supuesto acoso del que era víctima y les enseñó los mensajes que recibía del chico. “No era la única a la que tenía atemorizada en el instituto, pero sí la única que lo denunció”, explica el mismo familiar.
Las tutoras avisaron a la madre de la chica, una niña “amable, superbuena y muy protectora con su hermano menor” que “reventó y contó su caso”. Ni su madre ni el resto de familiares llegaron a ver los mensajes enviados por el supuesto acosador. Cuando acudieron a presentar la denuncia a la comisaría, ella los había borrado.
Los docentes habían citado a la familia el próximo lunes en el centro para abordar el caso, según su tío, porque el pasado jueves la notaron muy nerviosa. Pero no dio tiempo: La joven ya no volverá a clase.
Por José Carlos Aranda
Re-Publicado por ANSHELINA, la Luz que llama a despertar
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