Me hizo conocer gente con muchos dones,
me los dieron para que me los llevara y Dios me dijo
"deshazte de esos dones, son demasiada carga" y los dí a la gente,
y descubrí que al dar uno recibe y que la carga es más liviana.
Desde chico yo veía a Dios como un juez,
alguien que me observaba y registraba lo que hacía mal,
para poder decir, llegado el momento,
si me correspondía ir al cielo o al infierno.
Después, empecé a sentir,
que la vida
se parecía a un paseo en bicicleta,
y Dios iba atrás, ayudándome a pedalear.
No sé, cuándo fue que Él sugirió
que cambiáramos de lugar,
pero desde ése momento, mi vida no fue igual.
Cuando yo tenía el control... conocía el camino,
era aburrido, pero predecible.
Pero cuando Él tomó el manillar,
lo único que hacía yo era aferrarme fuerte,
Él me decía, "pedalea" y yo le preguntaba:
"¿A dónde vamos?".
Él sonreía sin responder
y descubrí que empezaba a confiar.
Me hizo conocer gente con muchos dones,
me los dieron para que me los llevara... y Dios me dijo:
"¡Deshazte de ésos dones, son demasiada carga!"...
y los dí a la gente y descubrí que al dar,
uno recibe,
y que la carga es más liviana.
Al principio, no confiaba en Él,
pero Él conocía los secretos de la bicicleta...
Y estoy aprendiendo a callarme
y pedalear
en los lugares más extraños,
y a disfrutar del paisaje...
Y cuando estoy seguro de que no doy más,
Él simplemente sonríe y me dice:
"¡¡¡PEDALEA!!!"...
Publicado por ANSHELINA, la Luz que llama a despertar
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