TODO ES COMO DEBE SER... y SERÁ
Vamos a considerar por un momento que las leyes del hombre se hicieran respetar con total eficacia. Es decir, que todo aquel siendo capaz de comprender el delito aún así lo cometiera. Entonces el reo iría a la cárcel y vería restringida su libertad de acción. Si le preguntaras al preso qué tal está en su nuevo estado seguramente te diría que mejor estaría suelto. Pero si sufriera la privación de la libertad o si fuera condenado a una circunstancia dolorosa aquel que no es capaz de reconocer su error, seguramente sentiría un dolor más intenso del que siente el que sabe por qué ha ido a la cárcel
Sin embargo, ambos encarcelados han cometido un delito, es decir, su circunstancia es merecida solo que en un caso el que la padece reconoce la causa que lo ha llevado hasta allí y el otro preso no es capaz de reconocerla.
Quien no es capaz de reconocer la causa que lo llevó a la circunstancia negativa, rechazará su realidad por considerarla injustificable e inmerecida y al hacerlo, al rechazarla y al rebelarse contra la voluntad del Juez, no hace sino desobedecer a la Ley y a la Justicia. En el caso de la ley y de la administración de justicia en manos del hombre sabemos que es posible que existan errores pero, ¿es posible que existan errores en la Ley y en la Justicia del Cielo? Y si el hombre y su mundo son parte del Universo, y somos creación del Creador de Todo lo que Es, ¿puede la justicia del hombre y su mundo contradecir la Voluntad del Cielo? Claro que no! Y por ello, no hay error que en sí mismo signifique un error sino que el error tal como lo conocemos es el efecto de una causa, y somos nosotros el sujeto de la relación entre esa causa y su efecto.
Cuando la vida nos suena extraña, injustificable, inmerecida, no es que sea eso que percibimos sino que en realidad eso que percibimos nos revela el desconocimiento que tenemos de esa realidad negativa con su causa. La incapacidad de reconocernos como el sujeto que liga la causa y el efecto nos hace ciegos y sordos y sentimos que la vida es una cuestión de suerte y desgracia.
El Principio de Obediencia, del cual he escrito y publicado en este medio, si bien de manera sintética pero resaltando, o intentando resaltar con mi limitada redacción y comprensión del tema, lo que es relevante que comprendamos de la Obediencia; tiene que ver precisamente con el reconocimiento de esta incapacidad de discernir de qué causa es efecto lo que nos pasa y de qué manera nos hemos convertido en el sujeto de esa relación causa y efecto. Obediencia de la Ley! Es lo que se nos pide y esto es así dado que mientras no reconozcamos esa relación causa y efecto, lo que debemos al menos hacer es respetar la Voluntad de quien ha determinado esa Ley, quien es el mismo que nos ha dado la Vida y la Consciencia que anhelamos.
Obediencia es humildad. Antes de ser capaces de comprender la Ley que determina el efecto de cada causa y qué es causa y qué será su efecto, debemos reconocer primero que existe esta Ley y que no es cuestión de azar, de suerte o desgracia… No accederemos a ninguna revelación de nuevo conocimiento hasta tanto no demostremos Obediencia, Humildad, es decir, hasta tanto no asumamos que no sabemos por qué nos pasa lo que nos pasa pero aceptamos que todo es Perfecto y Justo, que todo es como debe ser aun cuando no comprendamos el por qué.
Si a una persona totalmente ignorante de la existencia de los aviones le muestras un avión en tierra (no volando) y le dices que ese gigante de aluminio y metal que pesa toneladas es capaz de volar y más alto que las aves, seguramente no te creerá! Porque no conoce las Leyes que fueron capaces de interpretar quienes diseñaron el avión y lo hicieron volar…
Del mismo modo sucedió cuando años atrás se decía que existirían teléfonos sin necesidad de cables, que uno podría hablar con otra persona en otro país y verse ambos en una pantalla (videollamada) etc y mientras todo eso se decía la gran mayoría de la gente no lo creía posible, lo tomaban como de ciencia ficción.
Una vez que comprendemos el funcionamiento de la realidad y sobre todo, una vez que somos capaces de reconocer la Ley que impera la realidad y de la cual surge el Equilibrio Natural de las Cosas entonces ya no haremos juicio de valor acerca de lo que nos pasa, no habrán circunstancias malas o buenas, no juzgaremos y posiblemente dejemos de cometer errores, es decir, al comprender que somos el sujeto que liga el efecto a su causa, seremos causa de los efectos deseados por ende, seremos Creadores de lo que nos pasa, diseñaremos nuestra realidad y la manifestaremos a voluntad. Pero para ello debemos elevar el nivel de consciencia comenzando entonces por reconocer que existe una Ley que nos impera y que somos el sujeto de la relación causa y efecto, siendo nuestra realidad el efecto justo de su causa.
Esto que les digo hoy suena tan increíble cómo fue increíble para quien ignoraba la existencia de los aviones creer que ese gigante de aluminio y metal volaría. Hasta el día de hoy muchos los ven volar y piensan “cómo se sustenta?”… pero al verlo volar y aún ignorando el principio que lo sustenta hasta el más ignorante cree y acepta que el avión vuela. Sin embargo hubo quien alguna vez creyó sin ver y puso su empeño y voluntad en diseñar el primer avión… Así como aquel quien creyó sin ver, nosotros hoy debemos Creer en la Ley que nos impera y aunque no la veamos, debemos comprenderla, ¿cómo? Observando cómo actúa así como el que diseño el primer avión observó a las aves del cielo.
Tenemos una ventaja, hemos recibido muchos Maestros/as que nos han dejado sus enseñanzas, comencemos a poner atención en ellas y pongámoslas en práctica. Y recordemos que antes de saber algo, antes de que el Poder del Conocimiento nos sea revelado debemos alcanzar la Virtud de la Obediencia / Humildad.
Te habrá pasado o le habrá pasado a alguien cercano a vos, tener habilidad natural para conseguir ciertas cosas, para ganar dinero, para comprender ciertos asuntos con mayor facilidad que otros, para realizar ciertos deportes o destrezas, en fin… sin embargo sus vidas han caído una y otra vez en desgracia, en angustias, en carencias, en desequilibrios… y lo que tan bien les sale por un lado les es insuficiente para conseguir una vida en armonía. Es que su poder no es usado con responsabilidad porque carecen de este principio de Obediencia. Un Maradona, Messi no sabrían explicar cómo es que hacen lo que hacen y por lo cual son buenos haciéndolo, sencillamente porque les sale jugar así su juego.
Aunque tienen la habilidad son incapaces de comprender cómo lo logran por que no son ellos los que han creado esa habilidad, no somos nosotros los que hemos creado este cuerpo sino que este cuerpo y la habilidad nos es dada…
Desobedecemos y nos hacemos soberbios cuando lo que nos es dado lo usamos no para el propósito que nos ha sido concedido sino que deliberadamente lo usamos para cometer un error así como el delincuente que comprende que comete un delito y así y todo lo hace. Jesús dijo “a partir de ahora no tenes excusa, no podrás decir yo no sabía!” y fue muy claro… ya no es excusa decir yo no sabía que existía una Ley que todo lo impera y regula…
Obediencia a quien nos ha dado el cuerpo, sus habilidades y la vida significa renunciar a todo lo que no sea el propósito por el cual hemos recibido el cuerpo, sus habilidades y la vida. Mientras estemos en este estado de desobediencia seremos como el reo y viviremos en privaciones y restricciones de todo tipo, ahora, cuando consagremos lo que somos al propósito por el cual somos y estamos en el aquí y ahora, entonces estaremos en Armonía con el Universo.
Saludos
Nicolas N
Tomado de: https://www.facebook.com/groups/385415228236531/permalink/542431605868225/
Re-Publicado por ANSHELINA, la Luz que llama a despertar
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