23 de abril de 2014 a la(s) 10:59
El monje trapense Thomas Merton describió una vez al amor como "la única fuerza revolucionaria capaz de producir algo nuevo".
Estas palabras también resuenan con la energía de esta semana, porque el amor es la fuerza bruta de este potencial de transformación que nosotros, la raza humana, hemos tratado de reducirlo a corazones y flores, a yo te rasco la espalda si rascas la mía, y a la condicionalidad que exige todo tipo de sobornos antes de hacer el compromiso. Las fuerzas cósmicas alineadas ahora se burlan de tales asociaciones inconsecuentes con la fuerza más poderosa en el universo y no las tolerarán más.
Esta es una época revolucionaria, no hay duda al respecto. Conceptos y expectativas viejas están siendo destrozadas, no importa que tan sagradas pudieran haber sido para nosotros. La vida no es lo que pensamos ni lo que somos. La fuerza de la vida se eleva hasta tomar control de nuestras vidas, sin tabúes y con poco respeto por lo que pensamos que "debería" estar ocurriendo en estos momentos.
Y en tiempos de tal espíritu revolucionario, como Thomas Merton reconoce, el amor es un aliado vital, "laúnica fuerza capaz de producir algo nuevo”. Porque si no podemos suavizar nuestros bordes del ego para permitir una perspectiva radicalmente nueva o abrazar a los demonios dentro de nosotros mismos y de los demás, en realidad nada cambia. Todo lo que hacemos es volver a crear a partir de los mismos ingredientes viejos, creyéndonos que seremos formados como nuevos.
Este momento no volverá a nosotros. Habrá otros en su momento, de un orden y una resonancia diferente, para ayudarnos a avanzar a través de los aspectos más intransigentes de nuestra psique, pero esta oportunidad en particular es una forma rara y valiosa. Si somos capaces de abrirnos a su energía y decidimos permitir que el cambio sea lo que es necesario y no lo que nosotros ordenamos que sea, podemos descubrir que el despertar es más poderoso de lo que jamás concebimos, ni de lo que pudiéramos imaginar. Que este introduce completamente un nuevo orden de ser que no tiene que ver con felicidad, satisfacción personal o vivir la vida que queremos. En cambio, el despertar se nos revela ahora como la esencia misma de la entrante era de Acuario que exige que vivamos en un estado de confianza radical, en un reconocimiento de que si podemos soñarlo, es demasiado pequeño para estos tiempos y que si lo queremos con todo nuestro corazón, entonces nuestro corazón aún necesita expandirse más allá de sí.
Lo que sea que creamos que es la transformación y el despertar, la Cruz Cardinal trae un nuevo comienzo que desafía todas las nociones, que nos recuerda que saber es limitar la posibilidad y creer es imponer una forma a un universo que ni siquiera hemos comenzado a entender ".
Traducción: Esther Abreu
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