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Cuando tenía 17 años me senté a escribir un libro de “autoayuda” pero no fui capaz. En ese momento pensé: es que aún soy demasiado joven, debo vivir y transitar muchas experiencias para poder escribirlo.
Ahora, con 44 años, habiendo recuperado desde hace algún tiempo mi capacidad para canalizar y fundamentalmente habiendo tenido una vida intensísima, colmada de vivencias, relaciones, lugares y diferentes perspectivas, llega la hora de sentarme a escribir.
Recordando aquél primer intento comprendo que no era más que un recuerdo álmico. Esa labor estaba determinada para mi plan de vida actual y yo, ansiosa e inquieta como soy, intenté adelantarme más de 25 años, sin ser consciente de ello por supuesto.
Comprendo hoy día también que aquello que yo creí que se trataba de un pensamiento no era más que un mensaje de mi guía quien amorosamente me tranquilizó diciendo que ya lo haría, pero que por aquel entonces aún faltaba mucho camino por recorrer para tener las herramientas para materializarlo.
Además de ver claramente cómo las vivencias, al conjugarse con los recuerdos del alma, son las que propician la aparición de infinitas herramientas para materializarlos, con todo esto quisiera reflexionar sobre el tiempo, los tiempos, nuestros tiempos.
Hoy día se están despertando de forma intensa las memorias sobre nuestro plan de vida. ¡Maravilloso que así sea! Pero que esto no nos conduzca a la ansiedad, al no sentirnos capaces de sintonizar la concreción de esas acciones con nuestro propio tiempo. Para que esto no suceda, podemos tomar muy en serio la recomendación que nos están recordando cada día los Maestros, que nos acoplemos al pulso de nuestro ritmo interno, que no es el físico sino el pulso del alma.
Al hacerlo no sólo hallamos gran serenidad sino que somos capaces de ordenar la agenda del alma y respetar con paciencia y dicha nuestras tareas según nuestros procesos evolutivos y de aprendizaje.
Igual que la 3a dimensión posee un orden lógico, también lo hay en nuestro plano multidimensional, que posee su propio orden divino y su comprensión nos proporcionará la claridad para avanzar serenos.
Sigamos, pues, recordando y a la vez caminando con absoluta paz sabiendo que cada uno en su propio momento álmico concretará todo aquello que decidió realizar en esta encarnación.
Qué así sea.
La Agenda del Alma
por Karina Zarfino
Re-Publicado por ANSHELINA, la Luz que llama a despertar
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