No puedo escribir, mis dedos están entumidos
como si nunca antes hubieran sido desdoblados de mis manos,
mi corazón palpita de tal forma que puedo incluso escucharlo,
trato de respirar y el aire me duele adentro.....
Un invierno frío sacude mi ser y la piel se me desprende ante el más leve contacto. Ya perdí la noción del arriba y del abajo, ya solté la verticalidad del tiempo y ahora me arrastro con la dificultad de los siglos llevándolos a cuestas. Mis ojos miran fijamente a la Tierra, y con un suave suspiro, imploro, que la resurrección, de paso...
Dentro de mi, en el más ingenuo de mis espacios, me contemplo diferente. Desde ahí siento nuevas luces que emergen como alas y que libremente matizan formas únicas de ser. Me encanto con el ensueño, y por un instante vuelo, aunque en el despliegue de luz, mis emergentes alas, se desmoronen formando arco-iris fugaces. Disfruto con soltar la carga pesada del gusano y recrearme en el plácido encuentro con el cielo.
Duele la insoportable levedad del ser. Duele la muerte transducida entre la carne. Duele la fisicalidad auspiciada por el alma, que vela desde adentro la vívida metamorfosis evolutiva. Me veo y me contemplo distinta, soy la que fui, la que he sido, la que seré. Soy la que soy, trasladándome por las vertientes limpias de la trascendencia.
La vida me asecha, me forja, me permite morirme a cada instante. Me empuja y me reduce a la nada. Asesina contundentemente los conceptos trillados desde mi mente inquieta. Aplasta mis deseos envueltos siempre en inmadureces sentimentales. No hay espacio para más tregua, sólo cabe, darse a luz, de una nueva manera. Sólo cabe desplayarse desde la compleción de la esencia y abrirse como mariposa de mil colores que estalla en chispas de verdad eterna.
Gracias Dios Luz de Mi SER, por la experiencia única de renacer en la unicidad de lo eterno. Gracias por tantos SERES que convergen en mi instante Santo de lucidez. Gracias por los ángeles que todos los días cruzan mi camino y acompañan el milagro de la ascensión planetaria. Gracias amigo, amiga, amor de mi vida, por ser cómplice de la transmutación que nos devuelve a todos al paraíso nuestro.
Nuestros corazones se templan ante el frío del invierno del alma. No hay más que hacer, que dar paso, y en ello, consolarnos, al saber que somos suficientes dando forma a la nueva amada Tierra. A la Señora del amor infinito, que nutre y sustenta todas nuestras suertes existenciales. Somos los que estábamos "esperando", somos los caminantes de los tiempos transfigurándonos para constituir desde (( el ahora )) la verdad única y verdadera, de la luz eterna.
Lo bueno es que NO estamos solos, TÚ nos acompañas.
Te amo, más allá de lo que puedo expresarte....
Por: Deihanna Mashd - Bertha Martínez
email: mundolibreluz@googlegroups.com
¡Cuando una banda de visionarios se une para empujar los límites del universo conocido, abren de par en par las puertas atascadas de la evolución para todos!....
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